Capítulo 1º

Nunca olvidaré aquella descolorida mañana del 12 de Octubre de 1957. En el apeadero de Mar, máquina de vapor del tren se detuvo ceremoniosamente lenta, liberandolas válvulas de seguridad de la caldera, con un chiflido agudísimo, espasmos rregulares de vapor en el aire círculos de bocanadas de humo entrecortado flotando en la estación, sin casas cerca, hasta hacerse invisible entre la ininterrumpida y silenciosa lluvia.

Mientras, los mozos de estación, indiferentes a las adversidades climatológicas, recargaban de agua las cisterna de la locomotora Babcock Wilcox.

Con escaso equipaje y abundante ilusión inicié, una caminata que me llevaría a mi destino pastoral entre viviendas aisladas con humeantes chimeneas.........

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