Capítulo 9º

En el campo, durante la temporada estival, se vivían las jornadas más fatigosas. Se evitaban los calores del día en las horas punta, madrugando mucho y empezando la tarea antes de que apareciese el sol.

La recogida de la hierba, tratando de hacer acopio para el sustento invernal de la ganadería, absorbía los mayores esfuerzos de los vecinos, en largas y agotadoras jornadas. A veces precisaban la colaboración vecinal, distribuyendo las tareas de tal modo que nadie quedase desocupado: Los maridos segaban, las esposas rastrillaban, los niños pisaban el forraje... hasta completar silos y pajares, como reserva para posteriores tiempos fríos y lluviosos.

En una avanzada posguerra, las contrariedades, generadoras de sufrimiento, siempre encontraron en el cura, Don Pedro Gómez, una mano tendida y generosa, tolerante y comprensiva, diciendo: -“Choca esas cinco”, con la energía de un hombre con fuertes convicciones, dando el consuelo al amigo en el momento adecuado......

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